sábado, 23 de febrero de 2013

Usted se calla, que para algo es rico y famoso

Acabo de ver, juro que de manera no intencionada, una película de Pablo Larraín llamada No. Narra las semanas previas al plebiscito de 1988 en el que se preguntó a los chilenos si les apetecía otra taza de Pinochet o mejor ya no, mejor nos ponen otra cosa que ya estamos con un poco de empacho. Los partidos de la oposición tuvieron, durante un mes, una franja en televisión de 15 minutos diarios para hacer campaña en contra del dictador. La película muestra la manera en la que la publicidad de unos y de otros trató de movilizar a un pueblo que, finalmente, optó por decirle al señor Augusto que muchas gracias pero que ya no le querían como antes.

Un momento muy concreto de la película me ha recordado a la España de estos días y me ha dejado claro que pocas cosas cambian en el fondo. Es el momento en que un anuncio del régimen, para desacreditar otro de la oposición que criticaba la pobreza del país, utiliza argumentos no en contra de sus ideas, sino en contra de la actriz que lo protagoniza. "Esa mujer no es pobre, ha cobrado por hacer su trabajo y, además, tiene un negocio y varias casas", vienen a decir en el contraanuncio. Es decir, que si tienes dinero (aunque sea poco) o disfrutas de un trabajo en condiciones, no tienes la legitimidad de atacar los desmanes laborales o defender a los pobres. Exactamente lo mismo que, después de la intervención de varios actores en los últimos Premios Goya, ha sucedido por aquí.

Vamos a ver, tampoco vengo aquí a defender a Candela Peña o a Maribel Verdú. Ellas sabrán por qué dicen determinadas cosas y hasta qué punto son sinceras. Lo que me irrita es esa propensión de cierto sector de nuestro país de mezclar churras con merinas y aprovechar cosas como esas para atacar a 'esos de la ceja'. Porque se llega a casos como el de este célebre regidor para quien es incompatible apoyar la causa de los saharauis con procurar una buena sanidad a los hijos. 'No tiene nada que ver una cosa con otra, pero meto a los palestinos, que son igual de moros que los saharauis, y ya está', pensará este entrañable personaje.

En la caza de brujas que se montó justo después de los Goya intentó sacar partido también el ministro de Hacienda, que hizo eso tan cobarde de tirar la piedra y esconder la mano. 'Aquí hay alguien que ha matado a alguien', decía Gila. Montoro opta por el 'aquí hay actores que van de españoles pero no tributan en España', hablando de (supongo) Bardem, por ejemplo, uno de los titiriteros preferidos en este cíclico pimpampum. Pues oiga, si usted sabe de verdad que hay actores que defraudan a Hacienda, denúncielo por los cauces correctos, que para algo es ministro, y no haga de ello un parapeto ideológico para desviar la mirada de su catastrófica labor.

Es que ya está bien, que tenga que salir aquí a defender a Bardem, con lo mal que me cae.

viernes, 22 de febrero de 2013

No a todo, ¿no?

No sabía cómo empezar todo esto. Pero me acabo de fijar en que la fecha que aparece en la entrada está mal. Ya es 23 de febrero, pero ahí dice que siguen siendo las tres de la tarde del día 22. Hora del Pacífico, me escupe la configuración. No. No estamos en el Pacífico. ¿No lo ves?