martes, 14 de abril de 2015

Papeletas

Vi la escena en uno de esos programas de TVE que rebuscan en su archivo para recordar al espectador lo ingenuos que éramos en el pasado y lo interesantes, cosmopolitas y preparados que somos ahora. Repasaban entonces las primeras elecciones democráticas después de la muerte de Franco. Eran una imágenes en las que los carteles del PC o de la UCD se mezclaban con las entrevistas a ciudadanos sin nombre que hablaban sobre sus preferencias políticas. “¿Y usted que votará?’, le preguntaban al protagonista de esta historia, un hombre ya mayor que respondía con absoluta honestidad pero todavía aturdido después de tres décadas y media de dictadura. “Yo, que sí”, explicaba extrañado ante el micrófono, como si hubiera más respuestas posibles ante tal cuestión.

Desde ese 1977 han pasado ya más años que los que Franco guió el destino de España tras la Guerra Civil. Estarán de acuerdo en que en estas casi cuatro décadas las cosas han cambiado mucho en este país. ¡Si hasta tenemos otro rey, no les digo más! Eso sí, viendo las encuestas sobre intención que voto que aparecen en los medios casi a diario, ciertas cosas siguen igual.

Ahí está, por ejemplo, ese todavía amplio sector de la población que seguirá votando ‘sí’ (en cualquiera de sus dos variantes) como si no hubiera otra opción posible, como si coger una papeleta distinta a las que han elegido los últimos treintaytantos años fuese algo inconcebible, algo que escapara al entendimiento y a la razón. En 2015, casi la mitad de los votantes (si no más) aseguran, imagino que con ese mismo gesto incrédulo del anciano de 1977, que seguirán encastillados en una idea política de la que parece imposible liberarlos.


Aún no sé qué papeleta meteré en la urna. Pero votaré ‘no’.