martes, 11 de marzo de 2014

El indulto

Desde 1996 (que aunque sea otro siglo no es la Edad Media), los sucesivos gobiernos que en España han sido han indultado a alrededor de 10.000 condenados que pagaban o estaban por pagar las deudas contraídas por la sociedad impuestas por los tribunales de justicia. En ese aluvión de gracias están los delincuentes comunes que se benefician de la intercesión de algunas hermandades religiosas durante la Semana Santa (para los despistados contextualizo: estamos en España, en 2014) y, por supuesto, los delincuentes de cuello blanco: banqueros, empresarios o políticos a los que siempre les resulta más fácil conmover a los responsables del indulto, a sensibilizarlos de tal modo con sus dramáticos argumentos (como siga en la cárcel el Mercedes me va a coger polvo por falta de uso), que terminan por encontrar la salida de la trena mucho antes de lo convenido.

No sé si 10.000 es una cifra escandalosa o se mueve en la normalidad de ese cajón desastre bautizado como 'países de nuestro entorno' y que se usa en beneficio propio según sople el aire. No sé si es un número normal, aunque, si me tengo que mojar, apuesto a que somos líderes del presunto primer mundo en este apartado. Quizás Italia...

En los últimos meses hemos visto cómo un kamikaze condenado por provocar un accidente mortal era indultado por el Ministerio de Justicia en una decisión que quedó abortada después de provocar una indignación descomunal. También hemos visto la forma en la que famosos toreros quiebran con capotazos legales su responsabilidad de cumplir sus penas, a la espera del perdón institucional, y a presidentes de clubes de fútbol apurar hasta el último minuto su entrada en prisión rezando por un indulto que pretendían lograr porque "fuera de la cárcel seré mucho más útil a la sociedad que dentro". Los millones de euros malversados, la prevaricación y los siete años de sentencia firme eran, al parecer, minucias al lado de su convicción de que no era para tanto y que tenía familia a la que atender fuera de los muros de Sevilla I.

                                                                      ¡Me lo merezco!

Por supuesto, con un sistema que excarcela y salda deudas con la ligereza que lo hace el español, yo haría lo mismo que Ortega Cano, Del Nido y el resto de delincuentes condenados que piden el indulto. Con las cifras que se manejan en España, conseguirlo es proporcionalmente mucho más sencillo que acertar cuatro números en la Primitiva. ¿Por qué no iban a solicitarlo?

Yo, por mi parte, me conformaré con que me indulten de Cospedal.

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