Se quejaba ayer
Rita Barberá de que “grupos antisistema” pretendan ahora aprovecharse del
“sistema” y cobrar del “sistema” para hacer volar el “sistema” desde sus mismas
entrañas. Una queja poco comprensible si tenemos en cuenta que la otra forma de
hacer volar el “sistema”, desde fuera y a pedradas, tampoco responde a las
coordenadas democráticas con las que nos quieren hacer comulgar nuestros
representantes públicos.
Ese “sistema”
que la alcaldesa de Valencia siente amenazado con la irrupción de nuevas
fuerzas en el espectro político es el mismo, por cierto, en el que ha
chapoteado desde tiempo inmemorial Rafael Blasco, compañero de filas en el PP
valenciano de Barberá y, antes, ligado al PSOE (el ‘sistema’ no le hace ascos a
nadie). Consejero de Solidaridad con Francisco Camps, Blasco acaba de ser
condenado a ocho años de prisión por, entre otros delitos, desviar millones de
euros que la Comunidad Valenciana debía destinar a países subdesarrollados y
que terminaron en otros bolsillos.
Yo estoy con Barberá. Protejamos el “sistema” de los “antisistema”.
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